Según cuenta la Biblia, tras el Diluvio, Noé salió del arca con sus tres hijos, Sem, Cam -padre de Canaán- y Jafet y, al comenzar a cultivar la tierra, el patriarca plantó una viña. Desconociendo los efectos de su fruto, Noé bebió vino hasta embriagarse, quedándose dormido y desnudo a la puerta de su tienda. Se acercó y lo vio su hijo Cam, yendo hasta donde estaban sus hermanos para contárselo. Éstos, por respeto, tomaron la ropa y, andando hacia atrás y girando la cabeza para no ver la desnudez de su padre, le taparon.
Cuando Noé despertó, enterado de lo sucedido, maldijo a Canáan, su nieto, condenándole a ser el siervo de sus hermanos por el resto de los días.
Iconográficamente, las representaciones siguen al pie de la letra la narración bíblica, tal y como se puede ver en la obra en cuestión (sobre estas líneas), óleo sobre lienzo de Giovanni Andrea de Ferrari (140,5 x 215 cm), que salía a la venta por 20.000 € y había sido titulada "El sueño de Jacob". Si observamos la imagen, veremos claramente a los dos hijos de Noé de espaldas a su padre, con una copa volcada en el suelo y claros signos de haber bebido, mientras el tercero, Cam, junto a su hijo que será maldito, le señala con el dedo. Para que fuera "El sueño de Jacob" (también llamado ("Escala de Jacob"), debería aparecer sólo un personaje y una escalera por la que suben y bajan ángeles, como veremos en otro post.
En la imagen superior vemos la interpretación de este asunto por parte de Miguel Ángel en su Capilla Sixtina y junto a estas líneas, la tabla de Bernardo Cavallino, realizada entre 1640 y 1645 (41 x 37,7 cm) expuesta en el Museo Thyssen y que muestra la desnudez de Noé de un modo mucho más explícito. A partir del XVI, la representación de escenas en las que se contraponen los diferentes sexos y edades, y especialmente pasajes morbosos, como éste o "Lot y sus hijas", tienen gran éxito, si bien, como dijimos, "La embriaguez de Noé" no es demasiado abundante.