martes, 17 de noviembre de 2009

El Laocoonte y los pequeños bronces de colecciones reales

Nunca antes se había celebrado una exposición de pequeños bronces en España. Ahora, y hasta el 24 de enero, Patrimonio Nacional reúne 123 obras en una muestra que recoge las colecciones que nuestros monarcas fueron acumulando entre los siglos XVI y XVIII. Estas pequeñas esculturas de bronce, de hasta 50 cm de altura, empezaron a aparecer durante el Renacimiento como preciados objetos de colección destinados a los gabinetes de curiosidades. Realizados como regalos diplomáticos o encargos regios, y de manos de grandes artífices como Giambologna, en ellos se recogía la herencia clásica, dada la imposibilidad de poseer los originales griegos y romanos.

Nacidos en un momento de recuperación de la cultura grecolatina, estos bronces reflejan principalmente asuntos mitológicos. Así, entre las piezas expuestas, se encuentran las réplicas de dos de las figuras más demandadas entonces: el Espinario y el Laocoonte (imagen de la derecha), escultura de época helenística que fue descubierta a principios del siglo XVI y considerada como la máxima expresión del dolor y la impotencia humanas. Existen varias versiones de la historia de Laocoonte. Era éste un sacerdote del templo troyano de Apolo Timbreo durante la guerra de Troya que, según unos, fue castigado por Posidón por haber anunciado que en el interior del famoso caballo que los griegos habían dejado ante las murallas de su ciudad estaban sus enemigos escondidos; según otros el delito consistió en unirse a su esposa en el interior del templo de Apolo y aún se encuentra una tercera versión que sólo habla de que dicho dios le castigó por haber tomado esposa y engendrado hijos en vez de dedicarse por completo a su labor como sacerdote. En cualquier caso, Laocoonte vio cómo una monstruosa serpiente salía de las aguas para devorar a sus hijos, pereciendo él mismo en el intento de salvarlos.


También se puede disfrutar de retratos ecuestres, y, como excepción, de cuatro bronces religiosos que formaron parte de un encargo para Anna María Luisa de Médicis. Entre 1722 y 1725 se funden doce piezas que, a su muerte, se disgregaron y salieron de España. Cuatro de ellos, el Banquete en casa de Simón el Fariseo, Jesús y la samaritana, el Regreso del hijo pródigo y Moisés y la zarza ardiendo regresaron a nuestro país para volver a dispersarse. Ahora, reunidos en la misma sala, ponen el contrapunto religioso en una exposición que desmonta la idea, tantas veces repetida, de que los reyes españoles no supieron apreciar el arte de la escultura.

Información: Palacio Real. Teléfono: 91. 454. 87. 00. www.patrimonionacional.es


1 comentario:

  1. Termino de comprar un petit bronce innominado que entiendo representa una escena mitológica. ¿ Podría ayudarme a identificar los personajes ?

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