El protagonista, esclavo de origen, pudo comprar la ciudadanía de Tebas con el producto de sus obras pero, al parecer, era tan avaro que se suicidó al perder su fortuna. Velázquez lo pintó como pareja del Esopo -famoso fabulista que vivió entre los siglos VII y VI a. C., también fue primero esclavo y después liberto, acabando su vida a mano de los habitantes de Delfos- para la Torre de la Parada, pabellón de caza de Felipe IV. La aparición de estos dos personajes dentro de la decoración de un lugar de descanso y esparcimiento parece responder a la acusada tendecia del Siglo de Oro español de hacer una sátira de la cultura clásica, palpable tanto en la literatura como en la pintura.
En cualquier caso, la copia realizada por Sorolla en 1882, cuando tenía 19 años, da inicio a esta muestra, donde también se exponen otros dos lienzos de la misma fecha, en los que el joven aprendía copiando del gran maestro sevillano: un fragmento del Retrato de la Reina María de Austria y otro de Las hilanderas.
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