lunes, 21 de diciembre de 2009

Betsabé en el Baño. La pasión del rey David

David, hijo de Jesé, es rey de Israel, prefiguración y antepasado de Cristo. tenía reputación
de poeta músico y se supone que es el autor del Libro de los Salmos (cánticos de la Sinagoga). Por eso, y porque calmó a Saúl con su música cuando le atormentaba el espíritu del mal, se le representa muchas veces con un arpa. Sin embargo, también tiene partes de su vida que resultan bastante escabrosas.

Según la la Vulgata y la versión griega de los Setenta, la historia de David y Betsabé se localiza en el libro II Reyes, 11.

Allí se dice que, en plena guerra contra los ammonitas (descendientes de Ammón, el hijo que la hija menor de Lot había tenido con su propio padre) estaba David asomado un día a su balcón, desde donde vio cómo una mujer muy bella estaba bañándose. Preguntó quien era y, enterado de que se trataba de la esposa de su fiel servidor Urías, soldado de su ejército, ordenó que la llevaran a su palacio. Ella acudió y el rey se acostó con ella. Cuando se enteró de que ella se había quedado embarazada, David quiso hacer pasar al hijo por fruto del matrimonio entre Urías y Betsabé, por lo que pidió al esposo que regresara a su casa para poder estar con su mujer. Pero el soldado, consciente de su obligación, quedó haciendo guardia con los demás y no acudió a su casa. David lo intentó de nuevo la siguiente noche, con el mismo resultado. Encolerizado, el rey le envió al frente, ordenando que se colocara en el punto más difícil de la batalla y que lo dejaran allí solo cuando el combate alcanzaba su punto álgido, logrando así su muerte. Después, volvió a llamar a la mujer a palacio y la tomó por esposa.

El texto bíblico es claro: Betsabé es objeto pasivo, es observada, llamada y probablemente obligada a acostarse con el rey. Sin embargo, la imaginación popular la convirtió en una bella mujer adúltera que hizo pecar mortalmente a un rey bueno y valeroso. Durante los siglos XIV y XV, en Alemania y otros paises del norte de Europa, la historia del adulterio y crimen de David fue interpretada a menudo como ejemplo de la astucia y poder de las mujeres sobre los hombres. Durante el Renacimiento se moraliza a David y, para minimizar su deseo y su adulterio, se presenta a la mujer de Urías como elemento provocador, acompañada frecuentemente por sirvientas que la ayudan en el baño, pero cuya disposición no impide la visión del rey desde su terraza, como se ve en la obra de Palma el Joven, hoy en la Academia de San Luca de Roma (imagen izquierda).

Esta escena escabrosa fue representada con reservas durante la Edad Media, pero sin

represión alguna a partir del Renacimiento. Con frecuencia, Betsabé peina sus cabellos rubios, porque la cabellera de la mujer pasaba por ser una de sus principales seducciones. La escena del baño se sitúa habitualmente al aire libre, en un jardín, tal y como hizo Sebastiano Rici en la obra del Museo de Bellas Artes de Budapest (imagen superior). Un detalle inventado por los artistas, puesto que la Biblia no lo menciona, es la carta de amor que David le habría hecho llevar a la mujer, y que Rembrandt plasma en una de sus más famosas pinturas (a la derecha).


Imágenes: http://fichero.ficonofue.com

4 comentarios:

  1. escriben mucho sobre esta historia de adulterio pero no dicen nada de lo que le agrada al sr es un corazon humllado y arrepentido el no lo despresia que es lo principal de la historia el arrepentimiento de david

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  2. Gracias por tu comentario, aunque me gustaría señalar que este blog está destinado al análisis y estudio de la iconografía.

    Un saludo, Raquel

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  3. me encanto leer la historia real de betdabe y david.. la lei en la biblia pero no con tantos detalles como lo hice en este bolgs. ahora la importancia q tiene para mi la historia se debe a mi nombre.. betsabé.
    lindo bolg felicidades!

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  4. Gracias por tus palabras, Betsabé!

    Un saludo, Raquel

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