jueves, 3 de marzo de 2011

Un martirio múltiple: san Acacio y los cristianos del monte Ararat


La semana pasaba ofrecíamos esta imagen. Se trata de un óleo sobre tabla de 11 x 23 cm, un anónimo toledano fechado entre 1540 y 1545, que se encuentra en el Museo del Prado y que representa el martirio de san Acacio y los cien mil cristianos en el monte Ararat.

Según su leyenda, forjada en el siglo XII siguiendo la de san Mauricio y los mártires de la legión de Tebas, para infundir ánimo a los cruzados, san Acacio fue un centurión cristiano que murió en la Capadocia. Adriano y Antonino habían salido en campaña contra los rebeldes de la región del Éufrates, cuyo ejército alcanzaba los cien mil hombres, con tan solo nueve mil, entre los cuales se encontraba Acacio. A pesar de la desigualdad, y cuando estaban dispuestos a huir, un ángel se apareció ante Acacio para anunciarle que ganarían si invocaban al verdadero Dios. Así ocurrió, y el ángel los llevó hasta el monte Ararat, donde los dos emperadores intentaron forzar a los soldados cristianos a que renegaran de su fe, sin conseguirlo. Fueron torturados, pero ni los azote
s ni las piedras con que fueron castigados surtieron efecto, hasta el punto de que otros mil hombras más de los ejércitos paganos se unieron a los mártires, alcanzando así el número de diez mil.

Finalmente, todos fueron crucificados o empalados, y, antes de morir, rogaron a Dios que todos aquellos que celebraran su memoria pudieran gozar de salud en cuerpo y alma, como así les fue concedido.

Ls reliquias de este santo se veneraban en Roma, Bolonia, Colonia y Praga, y su popularidad alcanzó el apogeo en los siglos XV y XVI. Invocado sobre todo para socorrer a los agonizantes, por este motivo en Alemania formaba parte del grupo de los "catorce intercesores" y es la zona donde más se le representa.
Se le identifica con facilidad: con una armadura de legionario romano o de caballero, con espada y crucifijo o bien con una rama de acacia, a veces incluso con corona de espinas, pues se supone que también con ella le martirizaron (y porque la acacia es espinosa). Sus representaciones como santo aislado son más escasas que aquellas otras en las que se representa su martirio (como en la obra de Carpaccio, en la galería de la Academia, en Venacia -a la izquierda-), o acompañado por los demás "santos intercesores".











Bibliografía: REAU, Louis, Iconografía del arte cristiano. Iconografía de los santos. A-F, Barcelona, Del Serbal, 1997, pp. 13-15

Imágenes: Ficonofue.com; http://es.wikipedia.org/wiki/Monte_Ararat

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