viernes, 3 de julio de 2009

Milenio. San Atilano, patrón de Tarazona

Acercarse hasta Tarazona siempre es buena idea. Visitar sus iglesias mudéjares, disfrutar en el cercano Moncayo y, hasta el 12 de octubre, conocer a su patrón, San Atilano, es posible gracias a la iniciativa de la Fundación Tarazona Monumental, que celebra de este modo los mil años de la muerte del obispo.


Rebeca Carretero Calvo, licenciada en Historia del Arte y Técnico de Gestión de Patrimonio de esta fundación, y Jesús Criado Mainar, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, comisarían esta muestra gratuita que permanecerá abierta las tardes de martes a viernes (17 a 20:30 h.) y los sábados, domingos y festivos de 11 a 14 h. y de 17 a 20:30 h.


Como explica Carretero Calvo, la exposición acoge 37 obras procedentes de Zamora, Toledo, Zaragoza y Tarazona, en el Espacio Cultural San Atilano, donde, según cuenta la tradición, estuvo la casa natal del santo, sustituida por una ermita puesta bajo su advocación a finales del XVIII. Veinte de las treinta y siete piezas, entre las que se cuentan pinturas, esculturas, relicarios, libros o grabados, han sido restauradas por la Fundación Tarazona Monumental y todas ellas corresponden a un periodo cronológico que abarca desde el siglo XVI al XIX.


La visita se inicia con un audiovisual en el que se explica la biografía de este personaje y repasa los lugares más importantes de su experiencia vital, desde su Tarazona natal a Zamora, donde reposan sus restos, y se estructura en torno a siete espacios, titulados: “España en el primer milenio”, “Biografía de San Atilano”, “San Atilano, patrón de Tarazona”, “San Atilano en el arte”, “La Iglesia de San Atilano, su retablo y los nuevos usos del espacio”, “Las reliquias de San Atilano” y "La devoción del santo en la actualidad". En ellos hay también referencias a San Prudencio y San Gaudioso, patrones de la diócesis turiasonense.




La comisaria destaca obras como el fragmento del báculo episcopal que utilizó en vida, pasando por los relicarios de su brazo y su fémur, un óleo del Museo del Prado firmado por Vicente Berdusán en 1690 o la magnífica escultura del santo atribuida a José Ramírez de Arellano que presidía su propio templo. Pero señala especialmente el anillo que dio lugar a su leyenda más famosa que cuenta cómo Atilano renunció al obispado de Zamora para marchar de peregrinación, tirando su anillo pastoral al río Duero y prometiendo que regresaría para ocupar dicha sede si lo volvía a encontrar. Dos años más tarde, al abrir un pez, hallaba el anillo en su interior, por lo que accedió a la mitra zamorana, cumpliendo así su promesa. Éste es el episodio que caracteriza su iconografía y que se refleja en la mayoría de las obras expuestas.


Curiosa y muy interesante exposición en la que destaca también un llamativo montaje que insinúa la estructura del retablo mayor de la antigua iglesia de San Atilano, desmantelado en la década de 1980. Se complementa con un catálogo (20 €) donde se recogen las fichas de las obras expuestas y varios estudios sobre la figura del santo, la evolución de su culto y la arquitectura de la iglesia que se le dedicó, y una serie de cuadernillos didácticos destinados a los diferentes ciclos escolares.

(a la derecha, imagen tomada de: http://www.tarazonamonumental.es/)

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