ATENCIÓN

Gracias a todos los que leyeron mi anterior aviso sobre las imágenes de san Juan Nepomuceno. Habéis sido muchos quienes me escribisteis para darme noticia de algún Nepomuceno que conocíais, y os lo agradezco de veras.

Ahora, siguiendo con otras investigaciones, estoy centrada en varios asuntos y quería volver a pedir vuestra colaboración: si alguien conoce cepillos limosneros con representaciones de santos y no le importa hacérmelo saber o mandarme una fotografía (raquelsiguenza@msn.com), lo agradeceré igualmente. También tengo interés en imágenes de ánimas (cuadros de ánimas, los mismos cepillos que mencionaba...)

¡Muchísimas gracias a todos por vuestra ayuda!

Iconografía oculta

Un apartado en el que todo el mundo puede participar. Cada semana os invito, a modo de juego, a descubrir qué se representa en una imagen. Podemos, entre todos, ir aportando pistas que, sin desvelar por completo el asunto, nos acerquen a la solución. Si tenéis interés por la iconografía, tanto cristiana como clásica, os animo a que enviéis vuestras opiniones. ¡Será divertido!





















lunes, 16 de noviembre de 2009

Salomé con la cabeza del Bautista


La historia del Bautista pertenece al Nuevo Testamento, y en concreto este episodio está narrado, de forma muy escueta, en Mt, 14: 3-11 y Mc, 6: 17-28.

Según los textos, Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, había contraído matrimonio con su cuñada Herodías, algo que la tradición judía consideraba incesto y, por lo tanto, estaba prohibido por la Ley. El Bautista quiso que Herodes se apartara de ella, siendo encarcelado por sus palabras contra esta relación. Herodías, sin embargo, quería vengarse de aquel que había hablado contra ella y encontró la ocasión perfecta el día del cumpeaños de Herodes. Después de que la hija de Herodías le dedicara un baile al monarca durante el banquete y delante de una gran multitud de invitados, séste quedó tan satisfecho de la actuación que Herodes juró que le daría lo que deseara. Después de preguntar a su madre, la muchacha -de nombre Salomé según Flavio Josefo- volvió a entrar en la celebración para pedir la cabeza del Bautista en una bandeja. Muy apenado, pero obligado por su juramento, Herodes hizo decapitar al santo en la cárcel y le entregó el trofeo a su hijastra. Después, los demás discípulos de Cristo recogieron y enterraron en cadáver, yendo a informar a Jesús de lo sucedido.

Más tarde se desarrolló una leyenda que narraba cómo Salomé sería castigada con una muerte similar cuando, al atravesar un río helado de las Galias, a donde había segido a Herodes en su exilio, la joven cayó al agua; la capa de hielo volvió a cerrarse alrededor de su cuello, decapitándola de manera que su cabeza parecía reposar, como la del Bautista, sobre una bandeja.

Los artistas se recrean en la danza y el festín, la degollación y la presentación y exhibición de la cabeza del Bautista. La iconografía de Salomé, por su parte, es muy popular desde la Edad Media, momento en el que destaca la representación del banquete, con una bailarina que se contorsiona, que dejará paso, a partir del Renacimiento, a la imagen de la joven con la bandeja sobre con la cabeza del Bautista, como en la imagen superior, obra de Caravaggio en el Palacio Real de Madrid.

El banquete, escena más habitual en el medievo, suele presentar a Herodes, tocado con corona o gorro cónico acanalado, que expresa su deseo hacia Salomé de una manera más o menos discreta. Normalmente, no se representa el momento en el que Herodías aconseja a su hija pedir la cabeza del Bautista, y se pasa directamente a la decapitación. Resulta habitual que la escena en la que el verdugo corta de un solo golpe la cabeza de su víctima venga asociada con la posterior presentación del trofeo a Salomé. Inmediatamente después, la joven lleva la bandeja ante su madre, que se encuentra en el banquete. Después de la Edad Media, el motivo de la cabeza del santo sobre una bandeja, emblema de las cofradías de la Misericordia y de los Penitentes negros que asistían a los condenados a muerte, fue muy representado. Además, en muchos países, a las bandejas de san Juan se les atribuía el poder de curar dolores de cabeza o garganta, y de ahí su proliferación. En el XVIII se esculpieron en España cabezas de san Pablo, también decapitado, de acuerdo con el modelo de san Juan (a la derecha: cabeza de san Juan, obra de Juan de Juni, en el Museo de la catedral de Valladolid).

La imagen de Salomé de medio cuerpo o tres cuartos, sosteniendo la bandeja con la cabeza del santo, aparece y se impone a partir del XVI para ir evolucionando hasta llegar a ser considerada la femme fatale por excelencia, de ahí la multitud de pintores decimonónicos que la han tomado como motivo de sus obras. Un delicado ejemplo, obra de Moreau, nos ofrece a una deliciosa Salomé ante su padrastro (a la izquierda, junto a estas líneas).
Como advertimos en su momento, aunque en ocasiones puede confundirse con Judit, el hecho de que la cabeza del santo precursor de Cristo aparezca sobre una bandeja descarta a la heroína del Antiguo Testamento y nos habla sin duda de Salomé.

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