ATENCIÓN

Gracias a todos los que leyeron mi anterior aviso sobre las imágenes de san Juan Nepomuceno. Habéis sido muchos quienes me escribisteis para darme noticia de algún Nepomuceno que conocíais, y os lo agradezco de veras.

Ahora, siguiendo con otras investigaciones, estoy centrada en varios asuntos y quería volver a pedir vuestra colaboración: si alguien conoce cepillos limosneros con representaciones de santos y no le importa hacérmelo saber o mandarme una fotografía (raquelsiguenza@msn.com), lo agradeceré igualmente. También tengo interés en imágenes de ánimas (cuadros de ánimas, los mismos cepillos que mencionaba...)

¡Muchísimas gracias a todos por vuestra ayuda!

Iconografía oculta

Un apartado en el que todo el mundo puede participar. Cada semana os invito, a modo de juego, a descubrir qué se representa en una imagen. Podemos, entre todos, ir aportando pistas que, sin desvelar por completo el asunto, nos acerquen a la solución. Si tenéis interés por la iconografía, tanto cristiana como clásica, os animo a que enviéis vuestras opiniones. ¡Será divertido!





















jueves, 23 de julio de 2009

Judit y Holofernes. La venganza de Artemisia Gentileschi

En su programa de intercambio, el Museo Thyssen ofrece al visitante, hasta el 2 de agosto, la posibilidad de contemplar una de las múltiples versiones que pintó Artemisia Gentileschi de Judit y Holofernes (a la derecha). Este lienzo, procedente del museo napolitano de Capodimonte y fechado en 1612-1613, tiene relación con un desagradable episodio que marcó su vida. La pintora, hija del también artista Orazio Gentileschi, fue violada por Agostino Tassi en 1612 y aunque él prometió en un principio casarse para remediar la ofensa, más tarde se negó alegando que ya estaba casado. Finalmente, sería encarcelado, pero este hecho marcó la vida y obra de Artemisia. Como venganza, realizó varias versiones de este asunto del Antiguo Testamento.

Según la Biblia, Judit era una hermosa mujer, viuda de Manases, que vivía en Betulia, ciudad asediada por los asirios. Viendo que la derrota era clara y los hebreos se sentían impotentes, decidió salvar a su pueblo: se engalanó y, acompañada por una sirvienta, se dirigió hasta el campamento asirio, donde hizo creer al general Holofernes que estaba dispuesta a traicionar a los israelitas y le revelaría un punto débil por donde poder atacar la ciudad. Con él pasó varios días, hasta que una noche, rendido ante los encantos de la joven, él la invitó a un banquete.
Pero Judit le estuvo entreteniendo mientras le hacía beber, hasta que el hombre se quedó dormido en su lecho. En ese instante, Judit cogió una cimitarra y le cortó la cabeza, dándosela a su sirvienta para que la metiera en las alforjas que llevaban. Volvieron ambas mujeres con la cabeza hasta Betulia, donde se colgó en las murallas. Al día siguiente, cuando los asirios descubrieron lo sucedido, decidieron abandonar la ciudad. Iconográficamente, resulta muy sencillo distinguir este episodio, dado que se representa el momento en que Judit está cortando la cabeza al general asirio, o bien la lleva en un cesto o en unas alforjas. Suele aparecer en el interior de la tienda de Holofernes, acompañada por su sirvienta, y fue un asunto de gran éxito durante los siglos XVI y XVII, especialmente por la carga morbosa y erótica que presenta: la mujer, muchas veces medio desnuda y la sangre que sale del cuerpo decapitado del general asirio fueron reclamo para
artistas y comitentes. Podemos encontrar también figuras aisladas de Judit, como algunas tablas pintadas por Lucas Cranach el Viejo (a la izquierda, perteneciente a la colección del Jagdschloss Grunewald, Berlín).

Otra mujer bíblica, Salomé, tiene posibilidades de confundirse iconográficamente con Judit. Aunque hablaremos de la cabeza del Bautista, de Salomé y de su madre Herodías, baste por el momento con adelantar la principal diferencia entre ambas y que estriba en el hecho de que Salomé lleva la cabeza de san Juan Bautista sobre una bandeja, aunque igualmente aparece acompañada por una sirvienta (a la derecha, una miniatura del círculo de Giovanni Battista Castello, temple sobre pergamino del XVII localizado en el Museo Lázaro Galdiano).

(Imágenes tomadas de: http://www.museothyssen.org
http://www.wga.hu y http//www.flg.es)


domingo, 19 de julio de 2009

Iconografía de Venus (II): la "toilette" y algunos amores de la diosa

La imagen de Afrodita, sentada, de pie o reclinada, pero siempre desnuda, se convirtió en motivo iconográfico repetido hasta la actualidad, como ocurrió con las escenas de Diana en el baño. Las variantes fueron múltiples, destacando aquella en la que aparece en su tocador (en la imagen, La venus del espejo, de Velázquez, hoy en la National Gallery de Londres), reflejada en un espejo y quizá el dato más significativo para diferenciar a las dos diosas está en que, normalmente, Venus se acicala en un interior atendida por amorcillos mientras que Diana lo hace en una fuente al aire libre y rodeada por las ninfas que componen su cortejo. Sin embargo, como en ocasiones también Venus aparece en un paisaje boscoso o debido al hecho de que pueden plasmarse en esculturas de bulto redondo, porcelanas o cerámicas, habrá que tener en cuenta los símbolos de cada una de ellas para diferenciarlas: las palomas en el caso de la primera, mientras que Diana, por ser la divinidad de la caza, suele portar o tener cerca un carcaj con flechas, así como un arco y otros elementos referidos a esta actividad. En el lienzo Diana saliendo del baño, de Boucher (en el Museo del Louvre, a la derecha), por ejemplo, se puede ver también otro atributos habituales de la diosa: una diadema en la cabeza adornada por una media luna, pues se la identificó con este astro.

Igualmente, resulta interesante señalar que son diosas con significados opuestos dado que, mientras una representa el amor y la sensualidad, la otra es imagen de la castidad. Habrá que tener cuidado para no confundirlas también en otro episodio en el que Venus se hace pasar por Diana para presentarse ante Eneas, con el vestido corto y portando un arco, como es característico de la otra diosa.

Uno de los mitos más frecuentes se refiere a su episodio amoroso con Adonis. Este mortal había nacido de la pasión incestuosa entre Mirra y su padre Cíniras quien, al enterarse de la identidad de la mujer que se acostaba junto a él por las noches, intentó matarla. Para evitarlo, los dioses la convirtieron en árbol y más tarde la corteza se abrió, saliendo el niño. Apasionado por la caza, murió corneado por un jabalí que según algunos era el dios Ares, celoso. Muchos artistas eligen el momento en que la diosa intenta detener a su amado puesto que conoce el destino que le espera si sale de cacería, como hizo Tiziano en el lienzo que hoy podemos contemplar en el Museo del Prado (izquierda).


Una vez más, es imprescindible fijarse en los atributos de los personajes puesto que, en este caso, existe otra escena protagonizada por Diana que puede llegar a confundirse. Se trata de los amores que mantuvo con Endimión, joven pastor del que se había enamorado y para el que consiguió que Zeus le concediera un deseo. Pidió el muchacho permanecer eternamente joven, por lo que cayó en un sueño perpetuo pero con los ojos abiertos, para no dejar de mirar a su amante. La escena nos suele presentar, sin embargo, al pastor con los ojos cerrados, rodeado de perros y ovejas, en el regazo de la diosa, identificada por sus atributos (a la derecha, lienzo de Boucher en la National Gallery de Washington). Precisamente por su similitud, en ocasiones se encuentran ambas representaciones -Venus y Adonis, y Diana y Endimión- formando pareja.

viernes, 10 de julio de 2009

El "Prometeo" de Ribera, récord del artista en subasta

No es la primera vez que Bárbara Piasecka Johnson se desprende de alguno de los fantásticos lienzos de su colección, en la que se cuentan piezas como el Sacrificio de Isaac de Caravaggio. En enero de 2003, por ejemplo, Sotheby's Nueva York subastó la Bajada al Limbo de Mantegna (a la derecha), magnífica obra fechada hacia mediados de la década de 1460 que alcanzaría un remate de 27.196.000 €.

Seis años más tarde, el pasado 8 de julio, le tocaba el turno a José Ribera, El Españoleto. En la sede londinense de esta firma, las estimaciones oscilaban entre 932.400 y 1.398.000 euros para este Prometeo, óleo sobre lienzo de 193,5 x 155,5 cm. Presentes en la sala y a tavés del teléfono, ocho fueron los interesados que incrementaron el precio hasta los 4.486.000 euros, marcando un nuevo récord para el artista, al dejar atrás los 3,19 millones de euros en los que se adjudicó El martirio de San Bartolomé en julio de 1990, también en Sotheby's Londres.

La leyenda de Prometeo cuenta que era un Titán hijo de Jápeto y hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio. Provocó la ira de Zeus (Júpiter) tras robar el fuego que el dios supremo le había quitado a la Humanidad, siendo castigado y encadenado a una roca del Cáucaso, donde un águila le devoraba el hígado. Al ser inmortal, este órgano se regeneraba por las noches, por lo que la rapaz volvía a atacarle por las mañanas. El castigo, que en principio debía ser eterno, acabó cuando Heracles logró liberarlo.

Parece que este Prometeo es una versión temprana que sirvió de estudio para una serie de los eternos condenados pintada durante la década de 1630. El asunto de los condenados o Furias (Ticio, Ixión, Tántalo y Sísifo) se convirtió durante la Edad Moderna en motivo repetido que representaba el poder de las dinastías reinantes frente a los que querían acabar con ella. Sabemos que Ribera pintó una de estas series para Lucas van Uffel de Ámsterdam, similar a la que Tiziano había realizado para María de Hungría en 1548-1549 y que probablemente había conocido a través de estampas. Sin embargo, la mujer de Uffel, que estaba embarazada, quedó horrorizada al ver el resultado, devolviendo los lienzos y achancando a su visión el hecho de que su hijo naciera deformado.

Posiblemente, éstas fueron las pinturas que inspiraron una serie posterior pintada en 1632, de la que Ticio (izquierda) e Ixión se localizan hoy en el Museo del Prado. Como se observa, la composición del primero es muy similar a la del Prometeo de la colección Piasecka, pero en formato horizontal. También Ticio cometió un pecado contra los dioses, al intentar violar a Leto (Letona), la madre de Apolo y Ártemis (Diana) y el resultado fue similar, dado que, arrojado al Tártaro, fueron dos buitres los que le devoraban el hígado que, igualmente, se regeneraba de manera espontánea.

Imágenes tomadas de: http://www.sothebys.com/ y http://www.museodelprado.es/

miércoles, 8 de julio de 2009

La colección Gilbert en el Victoria & Albert de Londres


Filántropos y apasionados coleccionistas de arte, Rosalinde y Arthur Gilbert reunieron durante su vida una fascinante colección de cajas decorativas, objetos de oro y plata, micromosaicos y miniaturas sobre esmalte, así como antigüedades judaicas. En 1996, la Gilbert Collection pasó a formar parte del patrimonio inglés, siendo exhibida en Somerset House, en Londres. Finalmente, el Museo Victoria & Albert de esta ciudad ha adaptado varias salas para acoger de forma definitiva una de las más importantes colecciones de artes decorativas jamás donadas a Inglaterra.

Son alrededor de quinientos los objetos que, distribuidos en cuatro nuevas galerías, forman la colección Gilbert. En un primer espacio se reúnen las piezas de plata y objetos domésticos que comprenden los siglos XVI y XVII.

Un buen ejemplo de ellas es esta pareja de copas alemanas denominadas
Doppelpokale. De mano de Hanns Beutmüller, y fechadas hacia 1600, se caracterizan por su estructura para poder colocarlas una invertida, a modo de tapa, sobre la otra. Procedentes del sur de
Alemania, las primeras aparecieron en el siglo XV y solían encargarse como regalo de bodas. Al estar muy relacionadas con la tradición, mantuvieron formas y decoraciones góticas en épocas posteriores.

En la segunda sala se localiza la platería de las dos siguientes centurias, con una pareja de monumentales puertas de plata dorada procedentes de una iglesia monástica de Kiev y que, se cree, pudieron ser encargadas por Catalina la Grande. Junto a ellas también se exponen retratos en miniatura de los artistas más relevantes en este campo y que representan grandes nombres de la Historia, como George Washington.
Dentro de estas miniaturas se puede encontrar este esmalte sobre cobre de los hermanos Jean-Pierre o Ami Huaut, pieza datada hacia 1700-1715 y realizada en Suiza.
En ella se une la mitología con el erotismo, al representar al dios Júpiter, transformado en fauno, acercándose a Antíope, la hija del rey de Tebas, de la que estaba enamorado. Con unas medidas de 4,5 x 6,5 cm, probablemente se realizó como tapa para una caja de rapé o similar.

La tercera sala está destinada en exclusiva a la colección de cajas de oro con más de doscientas pequeñas piezas utilizadas como recipientes para transportar rapé o dulces que se convirtieron en signo de elegancia para los hombres y mujeres del siglo XVIII. Entre todas ellas sobresalen
cinco relacionadas con Federico el Grande de Prusia y una más que se decora con el retrato de Felipe V, encargo del monarca español como regalo para su esposa Isabel Farnesio. En la imagen, una cajita en oro con diamantes de origen probablemente ruso y fechada hacia 1768. Fue un regalo de la familia imperial rusa al doctor inglés Nathaniel Dimsdale, en agradecimiento por los servicios médicos prestados por él y su padre durante una epidemia en 1768.

Y como colofón final, piedras duras y micromosaicos utilizados como placas ornamentales para cabinets, mesas, joyas o relojes, como el que, junto a una guarnición de dos jarrones, todo ello con paneles de micromosaico, regalara el papa Pío VII a Napoleón con motivo de la coronación de éste en 1804 o como esta magnífica mesa realizada por Michelangelo Barberi en 1845 para Francis Needham, conde de
Kilmorey, probablemente para recordar algún viaje a Italia y cuya tapa, que muestra diferentes monumentos de este país, se conoce como El hermoso cielo de Italia. Los micromosaicos, realizados con diminutas teselas en vidrio, fueron piezas muy buscadas por los viajeros del Grand Tour, alcanzando un gran éxito en los siglos XVIII y XIX.

Para esta ocasión, además, la belleza se une con el espíritu didáctico, pues el museo ha dispuesto tres puntos de audio y uno de vídeo que acercan al visitante a la figura de los Gilbert como coleccionistas y explican las cajitas de Federico el Grande y las puertas del monasterio de Kiev así como el proceso de producción de los mosaicos florentinos de piedras duras.

Una oportunidad única para escaparse y disfrutar de las mejores artes decorativas en Londres.

Imágenes tomadas de: http://www.vam.ac.uk y http://www.thegilbertfoundation.org/

viernes, 3 de julio de 2009

Milenio. San Atilano, patrón de Tarazona

Acercarse hasta Tarazona siempre es buena idea. Visitar sus iglesias mudéjares, disfrutar en el cercano Moncayo y, hasta el 12 de octubre, conocer a su patrón, San Atilano, es posible gracias a la iniciativa de la Fundación Tarazona Monumental, que celebra de este modo los mil años de la muerte del obispo.


Rebeca Carretero Calvo, licenciada en Historia del Arte y Técnico de Gestión de Patrimonio de esta fundación, y Jesús Criado Mainar, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, comisarían esta muestra gratuita que permanecerá abierta las tardes de martes a viernes (17 a 20:30 h.) y los sábados, domingos y festivos de 11 a 14 h. y de 17 a 20:30 h.


Como explica Carretero Calvo, la exposición acoge 37 obras procedentes de Zamora, Toledo, Zaragoza y Tarazona, en el Espacio Cultural San Atilano, donde, según cuenta la tradición, estuvo la casa natal del santo, sustituida por una ermita puesta bajo su advocación a finales del XVIII. Veinte de las treinta y siete piezas, entre las que se cuentan pinturas, esculturas, relicarios, libros o grabados, han sido restauradas por la Fundación Tarazona Monumental y todas ellas corresponden a un periodo cronológico que abarca desde el siglo XVI al XIX.


La visita se inicia con un audiovisual en el que se explica la biografía de este personaje y repasa los lugares más importantes de su experiencia vital, desde su Tarazona natal a Zamora, donde reposan sus restos, y se estructura en torno a siete espacios, titulados: “España en el primer milenio”, “Biografía de San Atilano”, “San Atilano, patrón de Tarazona”, “San Atilano en el arte”, “La Iglesia de San Atilano, su retablo y los nuevos usos del espacio”, “Las reliquias de San Atilano” y "La devoción del santo en la actualidad". En ellos hay también referencias a San Prudencio y San Gaudioso, patrones de la diócesis turiasonense.




La comisaria destaca obras como el fragmento del báculo episcopal que utilizó en vida, pasando por los relicarios de su brazo y su fémur, un óleo del Museo del Prado firmado por Vicente Berdusán en 1690 o la magnífica escultura del santo atribuida a José Ramírez de Arellano que presidía su propio templo. Pero señala especialmente el anillo que dio lugar a su leyenda más famosa que cuenta cómo Atilano renunció al obispado de Zamora para marchar de peregrinación, tirando su anillo pastoral al río Duero y prometiendo que regresaría para ocupar dicha sede si lo volvía a encontrar. Dos años más tarde, al abrir un pez, hallaba el anillo en su interior, por lo que accedió a la mitra zamorana, cumpliendo así su promesa. Éste es el episodio que caracteriza su iconografía y que se refleja en la mayoría de las obras expuestas.


Curiosa y muy interesante exposición en la que destaca también un llamativo montaje que insinúa la estructura del retablo mayor de la antigua iglesia de San Atilano, desmantelado en la década de 1980. Se complementa con un catálogo (20 €) donde se recogen las fichas de las obras expuestas y varios estudios sobre la figura del santo, la evolución de su culto y la arquitectura de la iglesia que se le dedicó, y una serie de cuadernillos didácticos destinados a los diferentes ciclos escolares.

(a la derecha, imagen tomada de: http://www.tarazonamonumental.es/)