Seis años más tarde, el pasado 8 de julio, le tocaba el turno a José Ribera, El Españoleto. En la sede londinense de esta firma, las estimaciones oscilaban entre 932.400 y 1.398.000 euros para este Prometeo, óleo sobre lienzo de 193,5 x 155,5 cm. Presentes en la sala y a tavés del teléfono, ocho fueron los interesados que incrementaron el precio hasta los 4.486.000 euros, marcando un nuevo récord para el artista, al dejar atrás los 3,19 millones de euros en los que se adjudicó El martirio de San Bartolomé en julio de 1990, también en Sotheby's Londres.
La leyenda de Prometeo cuenta que era un Titán hijo de Jápeto y hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio. Provocó la ira de Zeus (Júpiter) tras robar el fuego que el dios supremo le había quitado a la Humanidad, siendo castigado y encadenado a una roca del Cáucaso, donde un águila le devoraba el hígado. Al ser inmortal, este órgano se regeneraba por las noches, por lo que la rapaz volvía a atacarle por las mañanas. El castigo, que en principio debía ser eterno, acabó cuando Heracles logró liberarlo.
Parece que este Prometeo es una versión temprana que sirvió de estudio para una serie de los eternos condenados pintada durante la década de 1630. El asunto de los condenados o Furias (Ticio, Ixión, Tántalo y Sísifo) se convirtió durante la Edad Moderna en motivo repetido que representaba el poder de las dinastías reinantes frente a los que querían acabar con ella. Sabemos que Ribera pintó una de estas series para Lucas van Uffel de Ámsterdam, similar a la que Tiziano había realizado para María de Hungría en 1548-1549 y que probablemente había conocido a través de estampas. Sin embargo, la mujer de Uffel, que estaba embarazada, quedó horrorizada al ver el resultado, devolviendo los lienzos y achancando a su visión el hecho de que su hijo naciera deformado.
Posiblemente, éstas fueron las pinturas que inspiraron una serie posterior pintada en 1632, de la que Ticio (izquierda) e Ixión se localizan hoy en el Museo del Prado. Como se observa, la composición del primero es muy similar a la del Prometeo de la colección Piasecka, pero en formato horizontal. También Ticio cometió un pecado contra los dioses, al intentar violar a Leto (Letona), la madre de Apolo y Ártemis (Diana) y el resultado fue similar, dado que, arrojado al Tártaro, fueron dos buitres los que le devoraban el hígado que, igualmente, se regeneraba de manera espontánea.
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