Su leyenda cuenta cómo, después de morir Cristo, evangelizó Arabia, Mesopotamia y Armenia, donde sería martirizado y asesinado por orden del rey Astiages, al ver la cantidad de vasallos que se habían incorporado a las filas del Cristianismo gracias a este personaje. El martirologio romano asegura que fue desollado vivo, mientras que las versiones orientales hablan de crucifixión, ahogamiento o decapitación.
Sin embargo, los hagiógrafos decidieron dar mayor propaganda a la primera versión porque entre los
demás apóstoles ya había bastantes crucificados o decapitados. (Derecha: Martirio de San Bartolomé, por Giovanni Batista Tiépolo)
Supuestamente, su piel se conservaba en Pisa y precisamente por este martirio, fue elegido patrón por curtidores, guanteros, encuadernadores e incluso sastres, quienes lo reivindicaban por portar su piel bajo el brazo, como si fuera un abrigo.
A pesar de que apenas se conoce nada de su biografía, su iconografía es bastante rica: su principal símbolo parlante es un gran cuchillo que alude a su martirio; además porta un libro que lo identifica como apóstol y su piel en la mano. Puede vérsele tanto con ella como despellejado, tal y como si de un estudio anatómico se tratara.
Además, puede llevar un demonio encadenado, al que somete pisándolo.
El origen de este elemento puede derivar de dos episodios: por un lado, y según los Evangelios Apócrifos, San Bartolomé le había pedido a Jesús resucitado que le mostrara al demonio "Belial" y, tras habérselo enseñado, Cristo le dice que le pise la cerviz. Por otro lado, una tradición asegura que el santo expulsó a un demonio que vivía dentro de una estatua en un templo, que fue dedicado al Salvador tras dicha expulsión.
(a la izquierda: San Bartolomé de El Greco)
Una de las representaciones más conocidas de este santo es la que realizara Miguel Ángel para el fresco del Juicio Final en la Capilla Sixtina, famosa también porque la piel del mártir esconde el propio autorretrato del artista, detalle que no se descubrió hasta el siglo XIX. (Al inicio de estas líneas).
Hace unos días he leído que hay dos cuadros, uno de Caravaggio y otro de Ribera, que han sido titulados como el martirio de San Bartolomé pero que, de acuerdo con la tradición, parece que realmente corresponden al de San Felipe. ¿Hay algo claro al respecto?
ResponderEliminarJesús.
Hola Jesús!
ResponderEliminarInteresante cuestión, la verdad. Es cierto que en ocasiones hay iconografías que pueden dar lugar a malas interpretaciones porque faltan atributos, como es el caso.
Aprovecho y escribo un post sobre san Felipe, y así lo vemos.
Gracias por los comentarios y perdón porque estoy un poco ocupada y a veces contesto con un poco de retraso.
Un saludo,
Raquel