Louis Réau considera este asunto como complementario de la Natividad. Se le llama Epifanía porque es la primera manifestación de Dios encarnado a los hombres (las otras son el Bautismo y el milagro de las Bodas de Caná). Es la escena posterior al anuncio del ángel a los pastores, aunque en el arte ésta se da desde finales del siglo XV, y por lo tanto es posterior a la Adoración de los Magos.
Mateo es el único evangelista que menciona este asunto (2:1.12), y hay que acudir a los Evangelios Apócrifos, que suplieron la falta de información de los Canónicos. Los magos habían llegado hasta Jerusalén en busca del rey de los judíos, cuyo nacimiento les ha sido revelado por una estrella. Como dijimos cuando hablábamos de la Huida a Egipto y de la Matanza de los Inocentes, Herodes el Grande quiso interrogarlos para saber dónde habría de nacer el Niño, aunque ellos, avisados por un ángel de las verdaderas intenciones del rey, no regresaron a su palacio para decírselo.
Desconocemos la fecha exacta, y mientras una tradición dice que ocurrió inmediatamente después de la Natividad, otra habla de que el Niño ya tenía dos años, por lo tanto después de la Circuncisión y Presentación en el templo, lo que haría más lógico el edicto de Herodes ordenando la matanza de los niños menores de dos años.
Mateo tampoco especifica cuántos fueron los magos que visitaron a Jesús, pero el número tres tenía más connotaciones simbólicas, y por eso se impuso. Cifra sagrada de la Trinidad, se adecuaba perfectamente para interpretarse, a partir del siglo XII, como las tres edades del hombre y los tres continentes conocidos durante la Edad Media, y aunque el descubrimiento de América no se reflejó en esta iconografía, se puede encontrar alguna excepción (en el claustro de la catedral de Badajoz existe una pintura de la Epifanía con cuatro Magos) . Como el negro pasaba por ser el color del demonio, se vaciló un poco en representar así a uno de los Reyes, y no fue habitual hasta finales del medievo.
Respecto a los presentes -oro, incienso y mirra- los teólogos buscaron significados simbólicos: el oro por su condición de rey, el inciendo como dios y la mirra como hombre, pues era utilizada para embalsamar los cuerpos de los muertos. San Bernardo, ofrece una interpretación más prosaica, donde el oro servía para remediar la pobreza de la Sagrada Familia, el incienso para purificar el ambiente del pesebre y la mirra como vermífugo, para expulsar los posibles parásitos intestinales que pudiera tener el Niño.
Dicho ésto, sólo queda desear que este año los Reyes nos traigan todo lo que hemos pedido... Si es que hemos sido buenos, claro.
Imágenes: A la derecha: Rubens, Epifanía, Museo de Amberes (http://es.wikipedia.org/wiki/La_Adoraci%C3%B3n_de_los_Magos_(Rubens). Izquierda: El Bosco, Epifanía, Museo del Prado (http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Hieronymus_Bosch_065.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.