Catalogada como obra francesa de los siglos XII o XIII, Sotheby's Londres la ofrecía el 8 del pasado diciembre desde una estimación de 4.623-6.935 €, y acabó rematándose en 17.338.
Es lo que los ingleses denominan el "green man" y que en español podemos titular "la máscara que arroja caulículos por su boca", tal como se puede encontrar en el artículo de María de los Ángeles de las Heras Núñez, publicado en Cuadernos de Arte e Iconografía en 1989 y que podéis consultar en el siguiente enlace: http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0311.html.
El motivo tiene sus orígenes en la Antigüedad. Etruscos y romanos utilizaban las máscaras como elementos apotropaicos que pasaron a la Edad Media porque el arte románico utilizó en ocasiones asuntos paganos revestidos de un significado cristiano. Algunas veces, los tallos que brotan de la boca de esta máscara están relacionados con los dos árboles del Paraiso (que se representan bajo la máscara), uno bueno y otro malo. Este último tiene que ver con Eva y la tentación y, por lo tanto, lleva a la muerte.
También se han visto algunas influencias de ideas paganas que hablan de la fertilidad, de las fuerzas de la naturaleza -y por eso se representan máscaras foliáceas, como ésta- y que podrían haber sido tomadas por los artífices románicos como inspiración para sus capiteles.
Finalmente, hay que decir que este asunto pasaría al Renacimiento y Barroco, aunque despojados de su interpretación moralizante, sólo como elemento decorativo y que resulta relativamente frecuente en grutescos y como ornamentación heráldica, como se ve, por ejemplo, en el escudo de la casa de Arizón de Sanlúcar de Barrameda (en la imagen derecha. Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a7/Casa_de_arizon_sanlucar_barrameda_detalle_escudo.JPG).
Muy interesante, gracias
ResponderEliminarMaría Jesús Burgueño
Muchas gracias a ti, María Jesús
ResponderEliminarUn saludo, Raquel